Desde 1950, la cantidad de personas que viven en ciudades se ha multiplicado por seis, de 751 millones a más de 4 mil millones en 2018. Se espera que las ciudades agreguen otros 2.5 mil millones de habitantes entre 2020 y 2050, lo que representa un desafío administrativo para los gobiernos de las ciudades.
El contexto de la ciudad inteligente y el Internet de las cosas
A medida que más personas migran a las ciudades, los departamentos municipales de planificación urbana se ven sometidos a una mayor presión para brindar servicios públicos confiables y de alta calidad de manera sostenible. Como resultado, muchas ciudades están considerando inversiones en ciudades inteligentes en redes de administración y seguimiento digital modernizadas para ayudarlas a administrar sus recursos y servicios. Entre las tecnologías que habilitan estas redes se encuentran los dispositivos conectados al Internet de las Cosas (IoT).
El IoT es una colección de dispositivos informáticos, máquinas mecánicas y digitales, objetos, animales o personas equipados con identificadores únicos y la capacidad de transferir datos a través de una red integrada sin necesidad de interacción de persona a computadora o de persona a persona. En el contexto de las ciudades, los dispositivos IoT, como medidores vinculados, alumbrado público y sensores, se utilizan para recopilar y analizar datos, que luego se utilizan para mejorar la administración de los servicios públicos y la infraestructura.
A partir de 2021, Europa es el precursor mundial en el desarrollo de ciudades innovadoras. La Unión Europea ha sido proactiva alentando a sus países miembros a establecer ciudades inteligentes, con la Comisión Europea reservando $ 395 millones de dólares en septiembre de 2021 para hacerlo. Por ejemplo, los vehículos de transporte público en París están cada vez más vinculados a los sistemas digitales de la ciudad para mejorar los flujos de tráfico, con actualizaciones similares que también se filtran en los mercados de vehículos de propiedad privada a nivel regional.
Impacto disruptivo
A medida que más municipios adoptan tecnologías IoT, se inventan aplicaciones novedosas que pueden mejorar las métricas de la calidad de vida urbana. Por ejemplo, los sensores de calidad del aire IoT en muchas ciudades chinas se utilizan para rastrear las métricas locales de calidad del aire y alertar a los urbanitas a través de alertas automáticas de teléfonos inteligentes cuando los niveles de contaminantes se vuelven peligrosamente altos. A través de este servicio, el público puede evitar la exposición prolongada a ambientes tóxicos y reducir el riesgo de enfermedades e infecciones respiratorias.
Mientras tanto, las redes eléctricas inteligentes podrían permitir que los proveedores de electricidad urbana optimicen la provisión y el suministro de electricidad a los residentes y empresas, reduciendo los costos operativos y mejorando la eficiencia operativa. Un mejor uso de la energía podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las zonas urbanas de las instalaciones de energía basadas en combustibles fósiles. Asimismo, algunas ciudades proporcionan unidades residenciales de almacenamiento de energía y paneles solares a los residentes conectados a la red inteligente. Estas baterías reducen el estrés de la red durante las horas pico al permitir que los propietarios almacenen energía fuera de las horas pico. Los residentes también podrían vender el exceso de energía solar a la red, lo que les permitiría generar ingresos pasivos y mantener la estabilidad financiera.
Implicaciones de las ciudades que aprovechan los sistemas IoT de ciudades inteligentes
Las implicaciones más amplias de que más administraciones municipales aprovechen la tecnología IoT pueden incluir:
- Reducción del riesgo de accidentes de tráfico mediante la aplicación de vehículos conectados y sistemas de semáforos inteligentes.
- Optimización de las rutas de transporte público para reducir los tiempos de espera y aumentar el servicio a más urbanitas. Optimizaciones similares para la recolección de residuos a través de soluciones inteligentes de gestión de residuos.
- Reducir las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 15 % mediante la reducción de la producción de electricidad basada en combustibles fósiles y la optimización del uso de la electricidad.
- Acceso digital mejorado a los servicios del gobierno local y tiempos de respuesta reducidos para varios servicios públicos.
- Actividades de privacidad que dirigen la acción legal y la supervisión a los municipios para garantizar que los datos públicos no se utilicen indebidamente.
Preguntas para comentar
- ¿Permitiría que el gobierno de una ciudad tuviera acceso a sus datos de viaje si estos datos de viaje se utilizan como parte de los esfuerzos de optimización del tráfico?
- ¿Cree que los modelos de IoT de ciudades inteligentes se pueden escalar a un nivel en el que la mayoría de las ciudades y pueblos puedan obtener sus diversos beneficios?
- ¿Cuáles son los riesgos de privacidad asociados con una ciudad que aprovecha las tecnologías de IoT?