Cómo el cemento resplandeciente revolucionará la noche

Cuando era niño, mi madre pegó docenas de estrellas que brillan en la oscuridad en el techo de mi habitación. Cada noche contemplaba con asombro mi maravillosa galaxia personal. La mística detrás del hermoso brillo lo hizo mucho más atractivo. Pero incluso conociendo la física de la fluorescencia, el fenómeno todavía tiene una poderosa atracción. Los materiales que brillan simplemente emiten energía luminosa previamente absorbida de su entorno.

La fluorescencia y la fosforescencia son dos términos similares pero distintos que describen cómo se emite la luz desde un material, un fenómeno conocido como fotoluminiscencia. Cuando la luz es absorbida por un material fotoluminiscente, como el fósforo, los electrones se excitan y saltan a estados de mayor energía. La fluorescencia ocurre cuando esos electrones excitados se relajan inmediatamente a su estado fundamental, devolviendo esa energía luminosa al medio ambiente.

La fosforescencia ocurre cuando la energía absorbida de los electrones no solo hace que los electrones se exciten, sino que también cambia el estado de espín de los electrones. Este electrón doblemente alterado es ahora esclavo de las complejas reglas de la mecánica cuántica y debe retener la energía de la luz hasta que alcance un estado estable en el que relajarse. Esto permite que el material retenga la luz durante períodos de tiempo significativamente más largos antes de relajarse. Los materiales que brillan suelen ser tanto fluorescentes como fosforescentes al mismo tiempo, lo que explica el uso casi sinónimo de los términos (Boundless 2016). El poder de la luz que puede generar la energía solar es verdaderamente impresionante.

Aprovechando la fluorescencia y la fosforescencia para nuestras calles

Mi intriga en todo lo fotoluminiscente está a punto de ser satisfecha más allá de mis imaginaciones más salvajes, debido a un invento reciente del Dr. José Carlos Rubio en la Universidad de San Nicolás Hidalgo en México. El Dr. Carlos Rubio ha creado con éxito un cemento que brilla en la oscuridad después de nueve años de investigación y desarrollo. Esta tecnología recientemente patentada conserva la funcionalidad del cemento pero elimina la microestructura cristalina opaca del subproducto, lo que permite ver los materiales fosforescentes (Elderidge 2016). El cemento se "carga" a su máxima capacidad en solo diez minutos de exposición a la luz natural y brillará hasta 12 horas cada noche. La fluorescencia del material también es bastante resistente al paso del tiempo. El brillo se reducirá solo entre un 1 y un 2 % anual y mantendrá una capacidad superior al 60 % durante más de 20 años (Balogh 2016).