Implantes cerebrales inyectables para resolver el misterio del Alzheimer

Científicos de la Universidad de Harvard han inventado recientemente un dispositivo (una especie de chip cerebral) que puede acercarnos un paso más a la comprensión completa de la interacción de las neuronas y cómo estas neuronas se traducen en procesos cognitivos superiores como la emoción y el pensamiento. En particular, esta investigación puede ser la clave para finalmente descubrir el secreto de enfermedades neurológicas como el Alzheimer y el Parkinson.  

El artículo sobre el implante, publicado en Nature Nanotechnology, describe las complejidades del implante: una suave malla de polímero tachonada de piezas electrónicas que, cuando se inyecta en el cerebro de un ratón, se despliega como una red, se engancha y se enreda entre los red de neuronas. Mediante esta inyección, se puede rastrear, mapear e incluso manipular la actividad neuronal. Los implantes cerebrales anteriores tenían dificultades para coincidir pacíficamente con el tejido cerebral, pero las propiedades suaves y sedosas de la malla de polímero han solucionado ese problema.   

Hasta ahora, esta técnica sólo ha tenido éxito en ratones anestesiados. Aunque el seguimiento de la actividad de las neuronas resulta más complicado cuando los ratones están despiertos y en movimiento, esta investigación ofrece un comienzo prometedor para aprender más sobre el cerebro. Según Jens Schouenborg (que no participó en el proyecto), profesor de Neurociencia en la Universidad de Lund en Suecia, "Existe un enorme potencial para las técnicas que pueden estudiar la actividad de un gran número de neuronas durante un largo período de tiempo con sólo un mínimo daño.” 

El cerebro es un órgano complejo e insondable. La actividad dentro de las vastas redes neuronales del cerebro ha proporcionado la piedra angular del desarrollo de nuestra especie. Le debemos mucho al cerebro; sin embargo, todavía hay muchas cosas que no sabemos realmente sobre las maravillas logradas a través de este trozo de carne de 3 libras entre nuestras orejas.